cornal.
Correa con que se uncen los
bueyes.
cornecho.
Pieza de pan o parte de una pieza de pan con forma de cuerno.
corriola.
Planta herbácea rastrera.
cortina.
Huerto pequeño situado cerca de casa.
Al lado de casa tenía una cortina
plantada de lechugas.
cortello.
Cuadra pequeña, especialmente la de los cerdos y jatos.
coruxa.
Lechuza.
cota.
Lado opuesto al corte de una herramienta cortante.
cotazos.
Golpes dados con la cota.
coulina.
Berza alta.
Plantaba coulinas para dar las berzas
a las gallinas.
coxo.
Infección adquirida por contacto con animales (sapo). Se manifiesta con
granos y sarpullido.
Por jugar con un sapo, ahora tiene
coxo.
cuadril.
Cadera. Parte saliente formada por los huesos superiores de la pelvis.
Le dolían mucho los cuadriles.
cuartal.
Utensilio de madera para medir cereales. Medida agraria equivalente a
400m2.
Vendió una tierra de cuatro
cuartales.
cuartear el carro.
Enganchar otra yunta al carro cuando no puede una pareja sola . En Arg.
y Ur. encuartar "enganchar a un
vehículo otra yunta".
cuarteron.
Paquete de picadura de tabaco, del que se iba pasando a la petaca para
luego ir haciendo los cigarrillos.
cuarteron, puerta.
Puerta pequeña de algunas ventanas. Parte alta de las puertas con dos
partes: alta y baja.
cuberteira.
Pieza con la que se cubren las cornales una vez atadas para sujetar el
yugo a los cuernos de la yunta. Eran de pieles a veces de perro. En ocasiones
llevaban las iniciales del dueño de la yunta.
cuitada.
Apocado, de poca resolución y ánimo.
culobra.
Culebra.
curioso.
Persona hábil para
realizar una tarea.
currusco.
Parte del pan más tostada que corresponde a los extremos o al borde.
Bordes de la empanada.
curuxa.
Lechuza.
curveira.
Curva. Pena Curveira.
cutuvelo.
Pequeño abultamiento.
EL PAN DE CASA
Se
amasaba en la maseira,
con agua bastante caliente a la que se había añadido sal. Se hacia un montón de harina y en un hueco en
el centro se iba añadiendo agua y el
formento hasta conseguir una masa correosa a la que se añadía más harina si
quedaba suelta. Al terminar de amasar, la masa se tapaba con una manta y se esperaba a que
fermentara. Se decía esperar a que levedara. La fermentación, dependiendo de la
temperatura, duraba aproximadamente una hora, terminaba la misma cuando la
masa, aparte de aumentar considerablemente el volumen, escarchaba. Con la masa
fermentada se procedía a hacer las hogazas, que pasaban al escaño en el que
previamente se había puesto la manta y una sábana y se tapaban
de nuevo.
Las hogazas se colocaban sin que se toquen entre ellas y para ello se hacía una doblez en la sábana con el fin de que las hogazas, al fermentar por segunda vez, no se pegaran. Si la temperatura, que debería ser de unos 30º C, bajaba demasiado, había que colocar un brasero debajo del escaño. Con los restos de la masa se hacía la empanada, a base de cebolla, chorizo jamón y trocitos de tocino. Esta era la empanada más usual, pero también se hacían otras de lomo, de conejo, de sardinas de lata, de bonito, de pichones. Después de una hora la masa de las hogazas volvía a crecer y a escarchar.
El horno se encendía cuando se terminaba de colocar las hogazas en el escaño. Se utilizaba cualquier tipo de leña delgada, aunque a veces se traían especialmente para cocer carqueixas y toxos. La leña se movía con un palo largo llamado lareiro para que calentara uniformemente las paredes y el piso del horno, las paredes al irse calentando cambian de color y se vuelven más claras, se dice que el horno ya está roxo. Ahora con un rodo se arrastran las brasas hacia la boca del horno, y se barre con un los barredeiros que previamente se han hecho con torbisco, escobas o ramas de higuera. Los barredeiros eran dos, uno recto y otro en forma de ele para barre mejor los laterales del horno. Se montaban en un palo largo y generalmente se hacían cada vez que cocían ya que se iban quemando, para ello se preparaban las ramas, se ponían todas a la misma medida cortando con la macheta los tallos sabrantes y con unas ramas de salgueiro (brimas) se atan dándoles la forma. Si se desconfiaba que el horno pudiera estar muy caliente se echa un poco de harina en el piso de horno, si prendía fuego había que esperar, cuando la harina no se encendía era el momento de meter el pan con la pala de madera, que había que enharinar para que no se pegaran las hogazas. Se hacía de prisa ya que si se tardaba mucho afacaba el horno (bajaba la temperatura). Después de las hogazas se metía la empanada que siempre quedaba cerca de la boca del horno donde se habían amontonado las brasas y era lo primero que se sacaba a la media hora más o menos.
Las
hogazas, a medida que iban avanzando la cocción, crecían y cambiaban de color,
con el fin de que no se pegara había que, con la el rodo, moverlas (bulir el pan). Se sabía que estaba cocido por el color o bien
sacando una hogaza y por el peso o por unos golpecitos que se le daban por la
base. De acuerdo con el sonido que producían los golpes, se conocía si estaba
ya cocido o no.
Si
estabas cerca siempre te tocaba algo, un trozo de bollo caliente, un currusco
de empanada,...
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