jueves, 7 de marzo de 2013

Ha venido el cerralleiro


carpín.
Calcetín de lana confeccionado a mano tejiendo con cuatro agujas.
Este carpín está roto.

capilliza.
Estructura de cuero que en los mallos unía la moca con el pértigo.
Esta capilliza se ha roto.

carozo.
Cada una de las diferentes partes más o menos duras de frutas.
Ponía a secar los carozos de los pimientos para obtener grana.

carpaza.
Arbusto de la familia de las cistáceas de asta 1 m de altura, hojas ovaladas y flores con pétalos de color  blanco con base amarilla o anaranjada.
En aquel prado solo había carpazas.

carpazal.
Terreo poblado de carpazas.
Esto se ha convertido en un carpazal.

carqueixa.
Arbusto silvestre de la familia de las leguminosas (Chamaespartium tridentatum).
Trajo un carro de carqueixas para enroxar el horno.

carracha.
Garrapata.
El perro tiene una carracha en la horeja.

carranca.
Collar ancho de cuero con púas de hierro que se les pone a los perros para defenderlos de las mordeduras de otros perros o del lobo.
Los perros pastores suelen llevar carrancas.

carranchetas.
Levar a alguien a la espalda sujetándolo por  las piernas con las manos.
Siempre lleva a su hija a carranchetas.

carreiro.
Camino estrecho que se hace al andar por él, que solo sirve para pasar a pie.
Paso todos los días por este carreiro para tardar menos.

carrelo.
Se dice así de la espalda de las personas.
Levaba un saco al carrelo.

carril.
Acequia, acueducto. Presa por las que los romanos llevaban agua a Las Médulas.
Desde lejos aun se ven las marcas de los carriles en la montaña.

carrillo.
Agrupamiento de los manojos de cereales para que no se mojaran. Cada carrillo eran cinco manojos.
Esta tierra ha dado cien carrillos de trigo.

carriza.
Pájaro da familia de los sílvidos, (Cisticola juncidis), muy pequeño y que hace el nido en forma de saco con un pequeño agujero.
La carriza es un pájaro pequeñísimo.

carruna.
En todo el Bierzo, senda o camino carretil.
Por esta carruna pasan todos los carros que van al monte por leña.

cascabullo.
Restos de cáscaras de frutos secos.
Tira esos cascabullos a la lumbre.

cascalla.
En albañilería piedras pequeñas y restos de cemento con que se rellena el interior de las paredes.
Tada essa cascalla la metemos en el medio de la pared.

castizo.
Cerdo semental al que se llevaban las cochas para ser fecundadas. Lo había solo en algunas casas y era frecuente que le trajeran hembras incluso de otros pueblos cercanos. Como pago le traían un pienso de castañas o cebada.
Llevaba la cocha al castizo atada con una cuerda.

caxota.
Cachava.
Me regaló una caxota que había hecho con una rama de lodio.

cazanueco.
Persona huraña y poco lista.

cebrisca.
Lluvia con fuertes ráfagas de viento, nieve o aguanieve.

cebriscar.
Llover con fuertes ráfagas de viento.
Dar revoque a una pared dejándola sin alisar.

cedo.
Temprano, antes de lo acostumbrado.
Marchar tarde y volver cedo.

cembo.
Cada uno de los caballones que hay a los bordes de un río, arroyo, canal o acequia, así como los de los senderos y caminos.

ceprinar.
Tirar algo con fuerza.
El albañil ceprinaba el cemento contra la pared.

ceramalleira.
Cadena que cuelga de una viga o elemento similar situado en el  alto da la cocina, con un gancho en la parte inferior para sujetar el  pote sobre la lumbre.


cernadeira.
Debajo de la boca de los hornos, lugar donde se deposita la ceniza.

cerralleiro.
También hojalatero, persona que con estaño repara útiles de cocina o tapa botes por ejemplo de chorizos.

cerras.
Cortinillas que penden de la mullida delante de los ojos de las vacas para impedir que le molesten las moscas.

chafalleiro.
Persona desordenada y que realiza trabajos defectuosos.
Ten cuidado con ese que es un chafalleiro.

chambarizo.
Lugar cubierto con paja o/y ramas generalmente estrecho y angosto donde se guardaba leña u otros, a veces se usa para meter el carro.

HA VENIDO EL CERRALLEIRO

El cerralleiro (hojalatero) era un artesano hábil, que hacía enseres de uso doméstico a partir de láminas de hojalata. La hojalata era un material formado por una delgada lámina de acero recubierta por una fina capa de estaño para que no se oxidara. Se empleó para la fabricación de aquellos objetos necesarios en la vida cotidiana de entonces antes de llegar los plásticos, se hacían baldes para lavar los cacharros y la ropa, calderos para transportar agua, embudos,  faroles y recipientes varios de todas las medidas para contener agua, vino, leche, aceite, petróleo,...   


Generalmente llevaban estos enseres ya fabricados y los ponían a la venta pero para lo que eran más solicitados era reparar los utensilios que se habían estropeado, ya fuera porque se había dañado la capa de protección o porque se habían agujereado.

Allí donde era requerido improvisaba su taller. Con mirada experta analizaba concienzudamente el cacharro a reparar; pongamos por caso una olla de porcelana con una picadura en el borde del fondo. 
Lo primero que hacía era sanear la parte picada, para lo que se valía de una lima basta hasta dejar lustroso y brillante los bordes del agujero; luego, de un tarrito que llevaba adosado a uno de los lados de la caja, sacaba un rudimentario pincelillo impregnado en ácido clorhídrico, previamente rebajado diluyendo en él trocitos de chapa de cinc, y con el cual humedecía la parte saneada. Después cogía uno de los soldadores del fuego, limaba suavemente el filo del cobre por ambos lados y le daba una pasada por la pez rubia contenida en la tapadera invertida de una caja de crema para zapatos. Con el soldador limpio y casi al rojo vivo en una mano y la barrita de estaño en la otra, los acercaba a la parte averiada del cacharro derritiendo sobre ella unos goterones de estaño que iba extendiendo cuidadosamente con el soldador hasta cubrir el agujero; si éste era muy grande recortaba con las tijeras un trocito de hojalata que soldaba en el mismo a modo de remiendo.






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