alpabarda.
Del gallego. Animal fantástico con que se engaña a un incauto. Inocente,
parado.
¡Estate ahí de alpabarda!
alquitara.
Aparejo de cobre para hacer aguardiente, consta de tres piezas: base,
caperuza y cabezuela.
Hay un señor en Priaranza que hace
alquitaras.
amalingrar.
Del fr. malingre,
enfermizo. Infectarse una herida.
Las heridas hay que desinfectarlas
bien para que no se amalingren.
amergullar.
Del gallego mergullar, meterse debajo del agua. Lo hacían para pescar,
sobre todo truchas, que localizaban debajo de piedras o agujeros.
Cada vez que amergullaba sacaba una
trucha.
amerodos.
Fresas silvestres de pequeño tamaño
y muy sabrosas.
Cogí todos estos amerodos en el
cembo de la presa de Valdimouro.
amorrugarse.
Enfadarse.
Vaya, ya se amorrugó.
amouchar.
Golpear el carnero con la cabeza contra otro carnero o contra una
persona.
Había dos carneros amouchandose.
andolla.
Del gallego androlla, Embutido
hecho con intestino grueso del cerdo y las cueras una vez sazonadas y adobadas.
A mí me
gustan las andollas cocidas y frías cortadas en rodajas finas.
angarilla.
Armazón para transportar cosas en
una caballería que tenía forma de W.
Traía dos
fejes de galleiros en las angarillas, así que no podía montarse en el burro.
anoxar.
Provocar que los pájaros que están incubando abandonen el nido por
tocarlo o acercarse mucho a él.
No toques tanto, que anoxan.
apapoulas.
Amapolas.
En esta
tierra hay más apapoulas que trigo.
apicar.
Quitar hierbas cavando la tierra.
Hay que apicar estos pimientos que
están comidos por la hierba.
arándonos.
Planta de la familia de las Ericáceas, de dos a cinco decímetros de
altura, con ramas angulosas, hojas alternas, aovadas y aserradas, flores
solitarias, axilares, de color blanco verdoso o rosado, y por frutos bayas negruzcas
o azuladas, dulces y comestibles. Fruto de esta planta. Era famoso el
aguardiente con arándanos.
Los arándanos se daban en las
sierras, a una determinada altura. Cogían muchos en las sierras de Sigueya y
Silván.
arangaño.
Acción mágica que provoca algún acontecimiento o ciertos efectos en una
persona o animal, por lo general negativos. Cuando un niño no se desarrollaba
bien se decía que tenía el arangaño y para que se curara había que llevarlo a
Pardullán el día de la fiesta y que pasara por debajo del Santo Tomás durante
la procesión.
Este niño parece que tuviera el
Arangaño.
Recojo este texto de Alicia Blanco de
Pardollán (yo siempre había escuchado Pardullán). En él describe perfectamente
el arangaño y su curación según la creencia popular.
“
EL ARANGAÑIN
(Por Alicia Blanco)
Con
este nombre todas las personas de Pardollán sabemos que nos estamos refiriendo
a una pequeña imagen de
Santo Tomás de unos cuarenta
centímetros que esta protegido en una caja de madera, que se encuentra en
la Iglesia nueva.
Ciñéndonos
al nombre “real” hablaríamos del Santo del “Arangaño”; “Arangañin” es el
nombre “cariñoso”, la “denominación” afectiva con la que las personas del
pueblo hablan de esta imagen.
La
historia que las gentes del pueblo cuentan es que este Santo curaba a los niños
pequeños del “arangaño”, “enfermedad” que no saben definir con precisión pero
que dicen que la padecían niños que no querían comer, que se quedaban muy
delgados y con un aspecto enfermizo y raquítico.
El ritual
La
tradición cuenta que el niño tiene que venir acompañado por dos personas, una
que le trae, y la otra persona que le llevará en brazos una vez finalizado el
“rito”.
Las
personas que le acompañan, junto con el niño tienen que hacer nueve “novenas” u
oraciones alrededor de la iglesia. Cada vez que se completa una vuelta
pasan por delante del Santo y el niño tiene que besar la imagen, si el niño no
lo hace lo harán sus familiares por él.
Finalizadas
las nueve vueltas la familia le retiraba la ropa que el niño vestía durante la
ceremonia y le ponían otra, dejando como ofrenda al Santo la ropa
que le quitaban, que se dejaba depositada dentro del templo.
Nuestros
vecinos consideran al Santo del “Arangaño” muy milagroso, y de vez en cuando, y
a lo largo de los años han visitado el pueblo familias y personas que
vienen a ver la pequeña imagen y relatan la historia de curación de algún hijo,
de algún hermano o familiar e incluso que cuentan como a él mismo le trajeron a
que le curara el “Santo”.
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