jueves, 13 de diciembre de 2012

Acarrexa

a deguello.
A por todas, sin ningún cuidado.
¡Pero que destrozo!, aquí han entrado a degüello.

a esgalla.
Para que sobre, con mucha abundancia.
Estuvimos en la comida y hubo de todo a esgalla.

a peto.
A propósito, ir a peto a solucionar algún asunto.
Vino a peto a verte y tú no estabas.

abábaro.
Avispa de gran tamaño y cuya picadura es muy dolorosa (Vespa cabro).
Había un foleco enorme de abábaros.

abano.
Útil de madera para limpiar las castañas pilongas.
Vengo a pedirte el abano para limpiar las castañas.

abelotas.
Bellotas.
Este año apenas hay abelotas.

abilleira.
Planta olorosa con la que se frotan las colmenas para coger los enjambres.
Lleva abilleira para coger el enjambre.

abilleirusco.
En castellano abejaruco. Pájaro del suborden de los Sindáctilos, de unos quince centímetros de longitud, con alas puntiagudas y largas y pico algo curvo, más largo que la cabeza. En su plumaje, de vistoso colorido, dominan el amarillo, el verde y el rojo oscuro. Abunda en España y es perjudicial para los colmenares, porque se come las abejas.
Parece un nido de abilleirusco.

abisinio.
Persona muy bruta y poco razonable.
Este rapaz es un abisinio.

abrouño.
Endrina
Mete estos abruños en aguardiente.

acarrexar.
De acarrear, galleguizado, pero en gallego no existe este término. En Castro se utilizaba para la acción de traer las mieses de la tierras a la era. Hacer la acarrexa.
La semana que viene hacemos la acarrexa.



Hacer la acarrexa.

Había que levantarse a las cinco de la mañana, era el mes de julio pero aún era de noche, las vacas ya estaban uncidas, te subías en la parte trasera del carro para levantar el cabezón y que fuera más fácil poner el sobeo. En el carro tenía que estar la soga, una gancha, el trapero para poner encima del estrado del carro y que no se perdiera ni un solo grano, y con todo comprobado se iniciaba la marcha.
Se habían preparado dos carros pues esta labor se hacia en cooperación con algún vecino o con un obrero si tenías dos parejas. Convenía hacerla rápido no fuera a llover y te pillara la meda abierta.
En el carro con el obrero, que te contaba alguna historia y era más divertido que ir con tu padre, salíamos para  Castrelo. El pueblo ya estaba despierto y otros carros salían al camino o los estaban preparando. Sentado en el carro con el traqueteo de las ruedas casi te quedabas dormido, en la lenta subida de la Ladeira  contemplabas como por la sierra de Pombriego comenzaba a clarear, era el primer día de la acarrexa y estabas impaciente por llegar a la tierra donde la mies estaba amorenada.
Malamente se veía  cuando llegabas, encarriscabas a la morena y comenzaba tu trabajo, ir dando manojos al que estaba en el carro que metódicamente colocaba,  al ganar este en altura te ayudabas de la gancha para llegar. Una vez cargado se procedía a atar, lanzada la soga a lo alto del carro  el cargador  te la iba dando para pasarla por los diferentes enganches, tensándola lo necesario. Con el carro cargado se iniciaba el descenso. Si habías terminado antes que el otro carro te enorgullecías de ello.
En la era se descargan los carros manojo a manojo, que se va colocando en la meda haciendo círculos. El medador de rodillas sobre los manojos los coloca prietos unos contra otros para que la base quede sólida en no se esbarronde la meda cuando vaya alcanzando altura. Sus vecinos le harían chanzas si ocurre esto.
Y ahora llega lo bueno es la hora del almuerzo, apenas ha salido el sol y es muy temprano pero tienes apetito, te espera una larga mañana y hay que reponer fuerzas, hay que hacer otros dos viajes a Castrelo antes del mediodía. En la mesa hay jamón, chorizo, tortilla, pan de hogaza,... pruebas de todo y lo riegas con un poco de vino.
Con dos viajes más por la tarde, que haces cuando ya ha bajado un poco el sol y después de dormir una buena siesta, se ha terminado el primer día de acarrexa.
Dependiendo de lo que tienes sembrado esto dura varios días pero para el día de Santiago estaba mal visto no haber terminado y había que tener la meda rematada, para lo que se iba haciendo círculos cada vez más pequeños y terminando con unos pocos manojos.





Chapas metálicas que se ponían a los carros, justificantes de haber pagado la tasa de rodaje.

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