a deguello.
A por todas, sin ningún cuidado.
¡Pero que destrozo!, aquí han
entrado a degüello.
a esgalla.
Para que sobre, con mucha abundancia.
Estuvimos en la comida y hubo de
todo a esgalla.
a peto.
A propósito, ir a peto a solucionar
algún asunto.
Vino a
peto a verte y tú no estabas.
abábaro.
Avispa de gran tamaño y cuya picadura es muy dolorosa (Vespa cabro).
Había un foleco enorme de abábaros.
abano.
Útil de madera para limpiar las castañas pilongas.
Vengo a pedirte el abano para
limpiar las castañas.
abelotas.
Bellotas.
Este año
apenas hay abelotas.
abilleira.
Planta olorosa con la que se frotan las colmenas para coger los
enjambres.
Lleva abilleira para coger el
enjambre.
abilleirusco.
En castellano abejaruco. Pájaro
del suborden de los Sindáctilos, de unos quince centímetros de longitud, con
alas puntiagudas y largas y pico algo curvo, más largo que la cabeza. En su
plumaje, de vistoso colorido, dominan el amarillo, el verde y el rojo oscuro. Abunda
en España y es perjudicial para los colmenares, porque se come las abejas.
Parece un nido de abilleirusco.
abisinio.
Persona muy bruta y poco razonable.
Este rapaz es un abisinio.
abrouño.
Endrina
Mete estos abruños en aguardiente.
acarrexar.
De acarrear, galleguizado, pero en
gallego no existe este término. En Castro se utilizaba para la acción de traer
las mieses de la tierras a la era. Hacer la acarrexa.
La semana
que viene hacemos la acarrexa.
Hacer la acarrexa.
Había que levantarse a las cinco de la mañana, era el mes de julio pero
aún era de noche, las vacas ya estaban uncidas, te subías en la parte trasera
del carro para levantar el cabezón y que fuera más fácil poner el sobeo. En el
carro tenía que estar la soga, una gancha, el trapero para poner encima del
estrado del carro y que no se perdiera ni un solo grano, y con todo comprobado
se iniciaba la marcha.
Se habían preparado dos carros pues esta labor se hacia en cooperación
con algún vecino o con un obrero si tenías dos parejas. Convenía hacerla rápido
no fuera a llover y te pillara la meda abierta.
En el carro con el obrero, que te contaba alguna historia y era más
divertido que ir con tu padre, salíamos para
Castrelo. El pueblo ya estaba despierto y otros carros salían al camino
o los estaban preparando. Sentado en el carro con el traqueteo de las ruedas
casi te quedabas dormido, en la lenta subida de la Ladeira contemplabas como por la sierra de Pombriego
comenzaba a clarear, era el primer día de la acarrexa y estabas impaciente por
llegar a la tierra donde la mies estaba amorenada.
Malamente se veía cuando
llegabas, encarriscabas a la morena y comenzaba tu trabajo, ir dando manojos al
que estaba en el carro que metódicamente colocaba, al ganar este en altura te ayudabas de la
gancha para llegar. Una vez cargado se procedía a atar, lanzada la soga a lo
alto del carro el cargador te la iba dando para pasarla por los
diferentes enganches, tensándola lo necesario. Con el carro cargado se iniciaba
el descenso. Si habías terminado antes que el otro carro te enorgullecías de
ello.
En la era se descargan los carros manojo a manojo, que se va colocando
en la meda haciendo círculos. El medador de rodillas sobre los manojos los
coloca prietos unos contra otros para que la base quede sólida en no se
esbarronde la meda cuando vaya alcanzando altura. Sus vecinos le harían chanzas
si ocurre esto.
Y ahora llega lo bueno es la hora del almuerzo, apenas ha salido el sol
y es muy temprano pero tienes apetito, te espera una larga mañana y hay que
reponer fuerzas, hay que hacer otros dos viajes a Castrelo antes del mediodía.
En la mesa hay jamón, chorizo, tortilla, pan de hogaza,... pruebas de todo y lo
riegas con un poco de vino.
Con dos viajes más por la tarde, que haces cuando ya ha bajado un poco
el sol y después de dormir una buena siesta, se ha terminado el primer día de
acarrexa.
Dependiendo de lo que tienes sembrado esto dura varios días pero para el día de Santiago estaba mal visto no haber terminado y había que tener la meda rematada, para lo que se iba haciendo círculos cada vez más pequeños y terminando con unos pocos manojos.
Dependiendo de lo que tienes sembrado esto dura varios días pero para el día de Santiago estaba mal visto no haber terminado y había que tener la meda rematada, para lo que se iba haciendo círculos cada vez más pequeños y terminando con unos pocos manojos.
Chapas metálicas que se ponían a los carros,
justificantes de haber pagado la tasa de rodaje.
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